La noche del domingo tuvo lugar la fiesta dedicada a los Fans de Tokio Hotel en la ciudad de Hamburgo. Teníamos muchas dudas de como se podía afrontar un tipo de fiesta de este calibre e incluso si tenía sentido realizarla. El Management de los germanos echó el resto a la hora de generar una pasión desmedida entre las Fans por hacerse con una preciada invitación, pero dejó de la mano de Dios el desarrollo de una fiesta, que puso de manifiesto el poco tacto para con los presentes y la falta de empatía con unas Fans que habían recorrido muchos kilometros para estar cerca de sus ídolos.Hay detalles que no pueden pasar desapercibidos y esperamos que los responsables hayan tomado nota para un futuro. No se puede poner una botella de agua en el desierto rodeada de guardaespaldas para que los sedientos la observen con la mera intención de calmar la sed visual. Y es que, el tiempo pasa y de la misma manera que los miembros del grupo empiezan a madurar y deben de afeitarse por contrato y no dejarse ver públicamente con pelo alguno en la cara, las Fans también crecen y no se les puede tratar como niños en la cola para la foto con el Rey Baltasar. Y crecer significa también no dejarse convencer con un paripé que bien podría haber sido la rehostia hace 5 años, pero que a día de hoy, pasa por ser una tomadura de pelo. ¿Queréis hacer un homenaje al Fan? Sortead entradas y hacer un Show íntimo acústico de 45 minutos. De esa manera la banda tiene un objetivo claro (menudo marrón tener que estar en algo como lo del domingo) y los que asisten al evento también.Tokio Hotel se mueve en la delgada linea que separa el eterno grupo teenie newcomer y el grupo superventas a nivel mundial. La fiesta fue hecha como si únicamente fueran lo primero. Apuntan algunas voces que los miembros de la banda estuvieron sosos en la fiesta. Cualquiera en su sano juicio, habría pasado miedo torero. Quizás empieza a ser hora de que el Management tenga que lidiar con algún toro. Desde la barrera, todo se ve demasiado fácil...
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